Madre e hijo continúan estudiando a pesar de que la pobreza y la pandemia ha golpeado a los más vulnerables de la provincia de Huarochirí.
Superación. Una madre y su hijo comparten un mismo teléfono celular que ha sobrevivido a infinitas caídas pero que aún les ayuda a estudiar en sus clases virtuales de Aprendo en Casa. Ambos comparten la mesa para hacer sus tareas, pero lo más importante es que son un ejemplo a seguir con una bonita historia de superación y dando una lección a muchas personas que los sueños se pueden alcanzar con mucho esfuerzo.
Roseana tiene 26 años y estudia el 5to año de secundaria y Bryan tiene 10 años y está en 4to grado de primaria. Lo admirable es que ni la pobreza, ni la pandemia les a quitado las ganas de querer aprender. La joven madre trabaja en la Olla Común del Asentamiento Humano «Casuarinas Alta» en San Antonio de Huarochirí. Ella junto a 8 madres prepara el almuerzo para 75 familias que viven en la zona.
«Yo me levanto a las 5 de la mañana, preparo mi desayuno para mi hijito y de ahí a las ocho tengo que ir a la Olla Común. De ahí vengo a la 1 de la tarde y reviso las tareas de mi hijo», comenta Roseana Cáceres.
La madre cuando termina sus quehaceres del hogar, se conecta a sus clases virtuales del 5to de secundaria del Colegio «109 Inca Manco Cápac» turno noche. «Mi hijo lo utiliza de día y yo de noche. Mi sueño es ser profesora de inicial porque me gusta enseñar», resaltó.
Ella sabe que para los estudios superiores tiene que trabajar muy duro, pero sabe también que gracias a su esfuerzo podría recibir una beca. Roseana es de Curpahuasi, Apurimac, llegó a Lima a los 16 años y tuvo a su pequeño. Ahora continúa con sus sueños de seguir superándose.
Fuente: Radio La Karibeña