En este nivel, la tutoría se desarrolla de manera permanente y planificada a través del acompañamiento socioafectivo y cognitivo que deben recibir las y los estudiantes a lo largo de su escolaridad.
Por medio de la tutoría, se busca contribuir al bienestar y desarrollo integral de las y los estudiantes, así como generar condiciones para su aprendizaje; por lo tanto, la tutoría es inherente al rol de cada docente y se caracteriza por atender las necesidades, los intereses y las expectativas del alumnado.
El acompañamiento socioafectivo parte de la disposición de cada docente para construir vínculos de confianza con sus estudiantes, de modo que les brinde seguridad en un clima de acogida donde todas y todos, sin distinción, se sientan valoradas y valorados.
Para el desarrollo de la tutoría, se requiere de espacios y tiempos específicos, de la participación conjunta de la comunidad educativa y de los aliados estratégicos.
¿Todo docente puede y debe orientar?
Efectivamente. Todas y todos los docentes deben estar preparadas y preparados para orientar oportunamente a las y los estudiantes, por eso se dice que la orientación se da de manera continua y permanente.
Si en Educación Primaria la o el docente está permanentemente con sus estudiantes, ¿debe planificar?
Así es. Es necesario planificar las acciones de tutoría, ya que de esa manera se garantiza que las y los estudiantes –partiendo del diagnóstico de sus características, necesidades e intereses– reciban orientación.
¿Qué implica realizar el acompañamiento socioafectivo y cognitivo al estudiante en el nivel de Educación Primaria?
En la Educación Primaria, la o el docente –por su cercanía y constante interacción con sus estudiantes– tiene la oportunidad de brindarles orientación de manera permanente y fortalecer su desarrollo cognitivo y socioafectivo.
La tutoría requiere, como aspecto fundamental, generar un clima en el que predomine l respeto y el diálogo para que las y los estudiantes, al sentir confianza y seguridad, puedan expresarse con libertad.
La interacción entre docente y estudiantes, así como con sus familias, debe ser afectiva y con actitudes positivas, como la palabra cálida, el gesto amable, la disposición corporal o la acción misma de afecto; esto les transmite seguridad, principalmente a los más pequeños o a quienes la requieren, y ofrece confianza a las familias sobre las relaciones que su hija o hijo establece en el aula.
Esta relación, a su vez, le permitirá al docente conocer más sobre las necesidades, intereses y potencialidades de sus estudiantes, y también sobre las dificultades que pueden presentar en su desarrollo. Esto contribuirá, de manera positiva, al logro de un clima favorable para el aprendizaje y a una convivencia armoniosa en el aula y la comunidad educativa.
Otro aspecto relevante que debe ser atendido desde la tutoría es el bienestar socioemocional de las y los estudiantes. A raíz de la situación de pandemia a nivel mundial, todas las personas –de una u otra manera– se han visto afectadas en su estado emocional, más aún las niñas y los niños por el aislamiento, el cierre de escuelas, el distanciamiento, el temor al contagio, los duelos, etc., y su situación de vulnerabilidad y riesgo de violencia se ha incrementado, lo que ha perjudicado su salud mental y emocional.
Por ejemplo, el docente puede planificar acciones de tutoría, desde lo formativo, dirigidas a orientar a las y los estudiantes en el reconocimiento, expresión y
regulación de sus emociones; y, desde lo preventivo, prestando atención al estado emocional, a los cambios de conducta del estudiante y a las señales de alerta que indiquen la necesidad de brindar una tutoría individual o la realización de una derivación hacia una atención profesional. Asimismo, desde lo promocional, puede planificar acciones con las familias y la comunidad para fortalecer los factores protectores.
Descargue AQUÍ Nueva guía de tutoría para docentes del nivel Primaria