Estos son tiempos de cambio, y la educación de niñas, niños y adolescentes necesita ser repensada de manera profunda. De acuerdo al Currículo Nacional de la Educación Básica (CNEB) del Ministerio de Educación del Perú (2017), “educar es acompañar a una persona en el proceso de generar estructuras propias internas, cognitivas y socioemocionales para que logre el máximo de sus potencialidades” (p. 11). En este sentido, “los fines y principios de la educación peruana, el Proyecto Educativo Nacional y los objetivos de la Educación Básica” (p. 8) están orientados al desarrollo integral de las y los estudiantes peruanos.
Dentro del universo de la educación, la disciplina es un aspecto medular. De manera general, esta constituye la forma cómo los adultos guían y acompañan a las y los estudiantes en su proceso de desarrollo cognitivo y socioafectivo. De manera más precisa, es aquella que educa para la vida en un mundo cambiante y que requiere de adultos que acompañen de manera respetuosa, sensible, empática y alentadora a las y los estudiantes en el desarrollo de sus habilidades cognitivas y socioemocionales, y en el logro de sus aprendizajes.
La investigación educativa pone en evidencia que la acción docente y la gestión escolar mediante el liderazgo pedagógico del directivo son los dos factores que más influyen en los logros de aprendizaje de las y los estudiantes (Minedu, 2014a, p. 9). “El director, como principal responsable de la gestión escolar, cumple un papel central al articular, conducir y facilitar una serie de procesos al interior de la escuela” (Freire & Miranda, 2014, p. 12). Esta guía tiene por objetivo orientarte en la elaboración e implementación de las normas de convivencia y de las medidas correctivas de la institución educativa, desde la disciplina positiva.
La disciplina positiva es una estrategia educativa orientada al desarrollo de relaciones de respeto mutuo sobre la base del valor de la equidad (Adler, 1938). Esto significa que “todas las personas tienen el mismo derecho a la dignidad y respeto” (Nelsen, 2009, p. 38). Así también, se orienta al desarrollo de habilidades socioemocionales en niños, niñas, adolescentes y adultos a partir de la puesta en práctica de sus principios, criterios y herramientas.