Estimados docentes en esta ocasión queremos compartir estrategias de comprensión de textos antes de la lectura para Nombramiento Docente 2022.
¿Qué se lee con mayor frecuencia en las escuelas?, ¿qué prácticas solemos desarrollar para que nuestros estudiantes comprendan lo que leen?, ¿para qué se lee en la escuela? son algunas de las preguntas que podrían guiar el diseño de las experiencias lectoras de nuestros estudiantes. Lo que definamos al respecto evidencia cómo, desde nuestro rol docente, nos aproximamos al concepto de lectura y, por ende, qué prácticas utilizamos cuando leemos, por un lado, y cuáles transferimos a nuestros estudiantes, por otro.
En esta unidad, se reflexionará sobre las estrategias de comprensión lectora y su importancia. Además, se presentarán algunas estrategias que los lectores pueden aplicar durante la fase previa a la lectura propuestas por Solé (2004).
Si entendemos la comprensión lectora como un “proceso constructivo, interactivo, estratégico y metacognitivo” (Pinzás, 1999, p. 11), estamos afirmando que comprender es construir significados a partir de la interacción constante entre los esquemas cognitivos del lector, la propuesta del autor y las situaciones en las que se produce la lectura. Esto es ir más allá de la decodificación y traducción literal del contenido de un texto. Para ello, el lector selecciona las estrategias más propicias a las características, necesidades y propósitos de la experiencia lectora, situación única e irrepetible (Achaerandio, 2009). Durante este proceso de construcción, el lector reflexiona sobre su propio quehacer y las medidas que considera pertinente ejecutar para autorregular su lectura.
¿Para qué leo? es una pregunta que debemos formular antes de iniciar la lectura de cualquier texto, porque nos permitirá planificar nuestro quehacer como lectores. ¿Será lo mismo leer un texto como un pasatiempo que leerlo para presentar un informe de su contenido? Si pensamos cómo nos comportamos como lectores en estas dos situaciones, la respuesta es no. A continuación, se expondrán algunos objetivos que, según Solé (2004), nos planteamos cuando leemos y se analizarán las estrategias que solemos aplicar para cada uno de estos propósitos:
Leer para tener una idea general del texto
Para este propósito, predomina una lectura focalizada de aquellas partes que puedan dar una idea del tema general y los subtemas abordados. Para ello, el lector coloca su atención en títulos, subtítulos e índices que no solo le van a brindar una idea de los temas, sino de su jerarquía. Así mismo, el lector puede prestar atención en las señales tipográficas relacionadas con la relevancia y jerarquía de las ideas como tamaño de letra, subrayado, negritas, cursivas u otros. Además, ayuda que el lector conozca qué partes del texto debe leer si lo que quiere es tener una idea general del contenido: introducción, resúmenes por capítulos, conclusiones y organizadores de información (si el texto los incluye). Como estrategia, el lector, podría, también, ayudarse de una lectura intertextual; es decir, leer otros textos que presenten información general del texto base, por ejemplo, una reseña.
Leer para la elaboración de un documento de investigación
Este propósito supone, primero, la lectura de varias fuentes, pero, en todas ellas, la atención del lector se concentra en el tema de investigación. En esta situación, contrasta, por un lado, la lectura “a vuelo de pájaro” que tiene como fin descartar aquella información que no es relevante para el propósito y, por otro, la lectura focalizada en el tema de interés. Es importante considerar que se lee para escribir, por lo que el lector deberá utilizar estrategias que le permitan recabar información que utilizará posteriormente. En ese sentido, el lector prioriza, entre otras, estrategias de selección y reorganización tales como el subrayado, la paráfrasis, el resumen, la síntesis y la elaboración de organizadores gráficos.
Leer para seguir instrucciones
Este propósito se relaciona con una lectura atenta de toda o gran parte de la información. Aquella que el lector supone o da por obvia se lee rápidamente, en contraste, con la lectura detenida de aquella información que es nueva. Para lograr su objetivo, el lector se apoya en estrategias como la relectura o la búsqueda y lectura de imágenes en manuales escritos, esto último cuando la información es compleja o el sujeto se reconoce como un lector novato. De hecho, lo visual es tan importante para el éxito de este propósito que los manuales gráficos han sido desplazados por los videos tutoriales.
Activación de conocimientos previos y las primeras predicciones
Cuando leemos, se activan un conjunto de procesos cognitivos. Parte de estos procesos involucran los conocimientos previos del lector. Lo que el lector conoce del mundo en general, de ciertos temas en particular, de cómo se organiza la información en los textos y su experiencia con el lenguaje constituyen la base para las decisiones que asumirá en la fase previa a la lectura.
El lector se formulará preguntas para activar sus conocimientos previos y predecir el contenido del texto, lo que estará condicionado por la información a la que acceda en la fase previa a la lectura: título, subtítulos, índices, imágenes, reseñas, etc. Este primer contenido, que resultará de un planteamiento lógico de preguntas y posibles respuestas, podrá confirmar los conocimientos que el lector posee o plantear algunas variantes. Las predicciones a las que arribe el lector en esta fase previa deberán ser confirmadas en el durante.
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