Escucho hoy por RPP a un profesor diciendo que no se puede enseñar matemáticas a distancia, mucho menos por radio y televisión, mientras leo los diarios (24 05 2020). Se me ocurre que lo que tiene en mente ese profesor (representando seguramente a muchos miles) es esa matemática para la cual los estudiantes tienen que ver en la pizarra un ejercicio o problema, seguir un procedimiento con operaciones o ecuaciones por analogía a las que les mostró anteriormente el profesor para luego encontrar un resultado (usualmente con datos acomodados para que salga exacto). Se trata de aprender procedimientos estándar para que en base a la repetición el estudiante logre “aprenderlo”. Pero ¿eso es tener razonamiento matemático? ¿Esa es la matemática para la vida diaria que necesita un ciudadano, que por lo demás podría apoyarse en calculadoras electrónicas y/o software inteligente para resolver rápidamente esos problemas?
Ahora estoy revisando las noticias de los diarios de hoy (domingo es mi día de revisar diarios). Veo menciones a encuesta de popularidad presidencial quien -al igual que los epidemiólogos y periodistas- a cada rato habla de achatar la curva para llega a la mesetas; también habla de la necesidad de que los infectados con necesidades de internamiento sean menores que las camas, UCIS y respiradores disponibles para atenderlos; están a la vista los números estadísticos sobre cantidad de infectados, muestras tomadas, internados, respiradores y fallecidos del día. Los economistas hablan de cálculos y predicciones sobre la caída del PBI entre 12 y 20% este año, que el rebote puede seguir una V o una U dependiendo de cómo se incentive, que la actividad económica operará al 84% en la fase 2 de la reactivación, que se ha perdido más de un millón de empleos, que se sigue repartiendo un bono a las familias necesitadas que aún no se llega a todos los necesitados. También se menciona que el 69% de las muertes en accidentes de tránsito entre 2005 y 2015 se han producido con vehículos M1, y llegando a la columna editorial de El Comercio encuentro la columna de Richard Webb titulada “Invasión de los números: la importancia de las matemáticas en el mundo de hoy” en la que habla sobre el cambio de la temperatura global y el factor R (relación entre infectados por coronavirus y los que ellos a su vez contagian) y gran cantidad de indicadores numéricos que se usan en estos tiempos para medirlo casi todo, incluyendo la inteligencia, felicidad y corrupción, y para todo tipo de comparaciones sociales. Su mensaje tiene que ver con la despersonalización que produce el uso de números sin entender el lado humano de lo que ellos representan o miden, comentario con el que me identifico, pero para los fines de esta columna quisiera complementarlo con otra dimensión.
En todo lo relatado hasta acá he hablado de matemáticas, pero no he usado una sola fórmula o ejercicio como los que llenan los libros y cuadernos de los alumnos, cuyos profesores dicen que no se puede trabajar la matemática por radio o televisión. Yo agregaría que es la que usualmente trabajan en el aula presencial o virtual que tampoco sirven de mucho si es que los estudiantes no logran entender que el razonamiento matemático no equivale a realizar operaciones o ecuaciones matemáticas. La matemática está en todo lo que hacemos y vivimos cotidianamente, y la capacidad de entender y razonar sobre los conceptos no requiere hacer cálculos, que es la parte a la que se le da más importancia en la escuela tradicional.
Por ejemplo, cuando los congresistas plantean la conveniencia del control de precios o la disponibilidad del 25% de los fondos de las AFPs, y tanto ellos como muchos ciudadanos no pueden hacer una estimación matemática de cómo eso afectará en el mediano y largo plazo la vida de las personas, ¿de qué les sirve saber resolver ecuaciones, sacar raíz cuadrada, calcular logaritmos, si lo más esencial del razonamiento y la comprensión matemática está ausente? ¿De qué sirve aprobar todas esas evaluaciones escolares si no entienden qué está detrás del endeudamiento para el consumo de tarjeta de crédito, o las engañosas ofertas de quienes aumentan 50% el precio para luego ofrecer 50% de descuento, o para entender cómo funciona una concesión que cobra peajes para que sea posible construir una carretera, o porqué la escasez de un medicamento hace que aumenten los precios?
El reto para los profesores vanguardistas podría ser lograr que los estudiantes desarrollen el pensamiento matemático sin que exista un área curricular de matemáticas, solamente en base al desarrollo de proyectos interdisciplinarios y la discusión sobre los dilemas que enfrentan los gobiernos y los ciudadanos cuando procuran el bienestar de su comunidad.
Seguir pensando en la matemática tradicional y la ejercitación infinita con los libros inspirados en Baldor no garantiza en absoluto tener una ciudadanía capaz de razonar matemáticamente en relación a los hechos de la vida cotidiana, en las que se define su patrimonio y el bienestar colectivo de corto y largo plazo.
Fuente: https://www.trahtemberg.com/