La metodología de las clases virtuales alteraron por completo el horario que le dedican los docentes a la enseñanza en los distintos niveles educativos. La República conversó con cinco profesores para abordar esta situación.
Los colegios y universidades en Perú realizaron una transición abrupta al aprendizaje a distancia en marzo, cuando el coronavirus provocó que las entidades educativas cierren sus puertas. Esto también afectó a los profesores, quienes cambiaron su habitual rutina debido a la implementación de las clases virtuales como método de enseñanza para la continuación del año escolar.
En ese contexto, los docentes reorganizaron sus horarios para adaptar sus actividades pedagógicas a un nuevo escenario: el Internet. Esto demandó un mayor esfuerzo y compromiso del profesorado para evitar las pérdidas de clases y la deserción escolar de los estudiantes.
Para conocer más detalles sobre el día a día que atraviesan los profesores en el Perú, La República conversó con cinco docentes, quienes enseñan en los diversos niveles educativos del país y detallan de qué manera han tenido que modificar su horario desde que se decretó que las clases virtuales reemplazaran a las presenciales.
Rutina de un profesor de nivel inicial
Acompañar el aprendizaje a distancia de un niño que se encuentra entre los 3 y 5 años es más complejo que hacerlo de forma presencial. Eso lo sabe bien María Sinti, profesora de educación básica inicial, quien revela el proceso que ha vivido durante su labor como maestra en el contexto de la emergencia sanitaria.
“En cuanto a los niños de ese nivel, comparar la enseñanza presencial con la virtual es más complicado porque la metodología que se trabaja mayormente se realiza dentro del aula, por lo que ha sido más tedioso para los niños adaptarse a las clases a distancia. No obstante, se han ido adaptado poco a poco gracias al apoyo de los padres”, precisó la docente.
Por otro lado, Sinti añade que, para acoplarse a la nueva forma de enseñar, ha tenido que modificar su horario habitual para destinarle más tiempo a la formulación de estrategias que motiven el estudio de los pequeños en casa. “Dicto clases de 9 a. m. a 12 p. m. y luego almuerzo. Después de eso, sigo haciendo los temas fijos de aplicación para el día siguiente, que me pueden tomar dos o tres horas más, ya que se tienen que hacer presentaciones de Power Point”.
Rutina de un profesor de nivel primaria
La educación a distancia se refiere a la forma de aprender fuera de la escuela, por lo que necesariamente requiere que los estudiantes tengan acceso a Internet. En ese sentido, la realidad que vive cada familia y la desigualdad existente frente a la posibilidad de tener un objeto tecnológico para llevar las clases virtuales ha originado que las sesiones de Margarita Patiño, docente de primaria, tengan que dividirse en varios grupos al día.
“Lo que ha cambiado es la forma de comunicarse e interactuar con los estudiantes porque nosotros [los profesores] estamos tratando de llevar los procesos que llevábamos dentro del aula, a pesar de la dificultad de no poder llegar a todos por igual. Hay un grupo que se conecta por Zoom de 9 a. m. a 12 p. m., otro que se conecta por WhatsApp en la tarde, así como también hay algunos a quienes llamo porque los padres no han tenido tiempo durante el día”, precisa la maestra de primer grado.
Esta situación ha provocado que Margarita no tenga una rutina fija para las sesiones en línea, lo cual ha implicado más tiempo de conexión con sus alumnos.
“De las 24 horas del día, casi siempre estoy 15 horas conectada, en las que siempre me encuentro tratando de aplicar la estrategias divididas en grupos de acuerdo a la disponibilidad de los padres, porque el alumno puede estar en la casa, pero en esta circunstancia actual hay padres que salen a trabajar, familias donde solo hay un celular y hay varios niños que necesitan llevar clases, por lo que no hay un horario establecido”, explica Margarita.
Rutina de un profesor de nivel secundaria
A comparación de los niveles de inicial y primaria, en los que en la mayoría de casos un solo profesor enseña todos los cursos, en la educación secundaria de los colegios se ha tenido que afrontar no solo a la complicada accesibilidad que tienen los alumnos para participar en las clases a distancia, sino a las dificultades de los cruces con los cursos de otros docentes.
“En mi caso, yo trabajaba desde la 1 p. m. a 6 p. m. cuando las clases eran presenciales. Sin embargo, ahora con los padres había que formar nuevos horarios en el centro educativo. Además, tuvimos que coordinar con los demás profesores para ver un horario que no nos perjudique. Por ejemplo, si yo antes tenía que dictar tres horas de clase en una sección, ahora lo hago una hora a la semana y el resto de los días realizo el acompañamiento a cada alumna, lo cual se puede hacer en Zoom o a través de videollamadas por WhatsApp”, explica Ana Oblitas, maestra del curso de desarrollo personal, ciudadano y cívico para tercer y quinto grado de secundaria.
En ese sentido, la profesora argumenta que el acompañamiento que se le brinda a cada estudiante no gira en torno a un programa establecido, puesto que sus alumnas “pueden llamar en cualquier momento, siempre y cuando sea dentro del horario de 1 p. m. a 6 p. m. o fuera del mismo si se trata de una urgencia”. Del mismo modo, detalla que la atención con los padres es de lunes a viernes de 6 p. m. a 8 p. m.
Por último, Ana Oblitas asegura que este método de trabajo le ha permitido fortalecer la parte afectiva con sus alumnas, aspecto que un profesor siempre tiene que desarrollar y destacar, más aún en este contexto de la pandemia, cuando no se sabe qué dificultades está pasando cada estudiante, razón por la que es importante otorgarle ese soporte afectivo desde que ingresa al colegio hasta que termina.
Rutina de un profesor de educación superior
Un escenario diferente es el que enfrentan los profesores de educación superior, quienes en muchos casos solo enseñaban por horas en las universidades y que ahora han tenido que emplear más tiempo de su rutina diaria para diseñar las estrategias de enseñanza y métodos para captar la atención de los jóvenes que reciben las clases virtuales.
“Mi rutina ha cambiado considerablemente. Antes, yo ocupaba una hora en una actividad, pero ahora ocupo dos porque las clases presenciales son diferentes a las virtuales. El docente tiene que estar dejando más actividades a los chicos, generándoles también más dudas, pero ya no se puede interactuar con el alumno personalmente. Ahora tenemos que dedicarles un espacio para ellos, para conversar y estar más pendiente de los trabajos. Eso implica más tiempo en la computadora”, sostiene Eloy Palomino, profesor de la Universidad San Martín de Porres (USMP).
En ese aspecto, Palomino resalta que ahora emplea más horas para preparar el material de clase: encontrar vídeos cortos que refuercen el aprendizaje de cada alumno, buscar ejercicios que se adapten a las sesiones a distancia, así como también encontrar juegos que motiven a los estudiantes a mantenerse concentrado en clase a través de la interacción.
Rutina de un profesor de educación especializada
Al igual que los profesores de los diversos niveles educativos, aquellos que brindan terapia para niños con dificultades de aprendizaje también se han visto afectados por la metodología de las clases virtuales. Ese es el caso de Lissette Layme, docente que detalla los notables cambios que han surgido dentro de su rutina diaria.
“Cuando realizaba terapias de manera presencial, tenía sesiones de 45 minutos y podíamos tener todos los materiales concretos para poder trabajar, pero ahora de forma virtual demanda otro tipo de trabajo. En ese sentido, toma más tiempo en el hecho de que tenemos que buscar material innovador, en cuanto a lo que son herramientas tecnológicas o en todo caso crearlas, como por ejemplo algunos juegos virtuales, ya que no es algo que se copie y pegue, sino que se tiene que adaptar a la necesidad de cada uno”, precisa Lissette.
Por otro lado, la profesora detalla cómo distribuye su horario para diseñar el programa educativo que utilizará en cada terapia para los niños.
“Si antes yo dedicaba un día para preparar el material para la semana, ahora me toma tres o cuatro días, pero no en su totalidad. Para hacer un comparativo, antes yo me demoraba alrededor de dos horas y ahora me toma cuatro o cinco horas porque el hecho de que sea herramienta digital toma más tiempo”, finaliza Lissette Layme.