Desde este año quedará de lado el sistema vigesimal. Nuevo método, que ya se aplica en inicial, primaria y primero de secundaria e basa en cuatro escalas que miden el desarrollo de competencias de los escolares.
Desde este año, las notas en las libretas de los 2 millones de estudiantes de secundaria del país se expresarán en letras, dejando de lado la tradicional calificación numérica vigesimal (que abarca valores de 0 a 20). Según el Ministerio de Educación (Minedu), la adopción de este sistema, basado en cuatro escalas de desempeño, estandarizará el modelo de evaluación para los alumnos de educación básica de colegios públicos y privados.
El sistema de evaluación por letras se viene aplicando desde el 2008 en los niveles de inicial y primaria, y el 2019 se extendió a los estudiantes de primer año de secundaria. Si bien en aquella oportunidad el Minedu señaló que iba implementarse de manera “progresiva” al resto de alumnos de este nivel, la directora de Educación Secundaria del ministerio, Angela Bravo, señaló recientemente que hacia fines de febrero se tendrá una versión final de la disposición para que pueda implementarse.
El proceso de consulta de la evaluación cualitativa culminó el 16 de febrero y estuvo orientado a recoger la opinión de padres de familia, especialistas y maestros.
-El sistema en detalle-
¿Cómo funcionará el modelo de evaluación? Según el Minedu, el esquema basado en letras está enfocado en evaluar el desarrollo de competencias de cada estudiante y no en la sola acumulación de conocimientos. Es decir, cómo combina estos y sus habilidades para enfrentar situaciones determinadas. A diferencia del modelo numérico, basado en exámenes parciales y finales, la evaluación estará presente a lo largo del proceso de aprendizaje y retroalimentará al estudiante.
La calificación ahora estará basada en cuatro niveles AD (Logro destacado), A (Logro esperado), B (En proceso) y C (En inicio), que se explican al detalle en el gráfico inferior. Ahora, si bien no existe un indicador explícito para aprobar un curso, los profesores deberán elaborar un informe con las conclusiones del desempeño de un estudiante cuando este alcanza el nivel más bajo. Esto buscará retroalimentar a los alumnos y a sus familias.
La tradicional libreta de notas se reemplazará por informes de progreso que mostrarán solo la calificación por cada competencia evaluada, eliminando el promedio por áreas o bimestres. A diferencia del modelo anterior, que otorgaba una mayor relevancia a las Matemáticas o Comunicación Integral, en éste todas las competencias se considerarán igual de importantes.
La repitencia de un año escolar se establecerá si el estudiante obtiene el nivel C en la mitad de las competencias de cuatro o más áreas de las 11 que existen actualmente.
-Orden de mérito-
Una de las dificultades del sistema basado en letras radica en que no establece de forma automática el mérito de los estudiantes, requisito indispensable para los alumnos de quinto de secundaria que postulan a universidades, escuelas extranjeras, institutos superiores y sistemas de becas.
La elaboración de un cuadro de mérito y puntajes estandarizados serán calculados a través de una fórmula establecida por el Sistema de Información de Apoyo a la Gestión Educativa (SIAGIE). El reporte de cada estudiante podrá ser solicitado por sus padres en la institución educativa a donde pertenece.
-Contra el reloj-
Para Hugo Díaz, miembro del Consejo Nacional de Educación, el cambio establecido que se iniciará en marzo es positivo; sin embargo, debe tomar más tiempo antes de su implementación para que pueda ser interiorizado y comprendido por todos los actores del sistema educativo, en especial los alumnos y maestros. Estos últimos tendrán nuevas labores en el proceso y deben ser adecuadamente capacitados para ello.
“Preocupa el hecho de que la norma se apruebe en víspera de iniciarse el año escolar. Debe considerarse el tiempo para capacitar no solamente al profesor sino también para informar a los alumnos y padres de familia. Muchos de ellos no necesariamente comprenden este cambio de sistema de evaluación”, señaló.
El especialista añade que el nuevo esquema puede generar sobrecarga en el trabajo que pueda complicar la labor de los docentes. “Lo que dice la experiencia es que cuando un sistema de evaluación es demasiado complejo en términos de tiempo y de esfuerzo el riesgo es que se distorsione. Lo que dice la directiva es que aquellos estudiantes que sacan C en una competencia tienen que tener un informe de parte del profesor para saber qué deben hacer para mejorar su desempeño. Si es muy amplia el riesgo es que algunos profesores podrían dejar de poner C y empezar a poner B para evitarse el trabajo de hacer el informe”, advierte.